Al comienzo del verano me dejé arrastrar por un impulso muy concreto: volver a los vampiros. Reencontrarme con Crónicas vampíricas, con Crepúsculo, y descubrir por primera vez Novia de Ali Hazelwood. Fue como abrir una ventana oscura en medio de la estación luminosa, llena de esa mezcla de romanticismo, peligro y deseo que solo los vampiros saben ofrecer.
Habiendo leído Caída libre hacía poco, sabía que esta novela sería un exitazo para mi: ligera y adictiva, la devoré. No paré de leer hasta que la terminé. Me atrapó la premisa de un mundo dividido en tres: humanos, vampiros y licántropos, obligados a coexistir en un delicado equilibrio. Y en medio de ese tablero político está Misery, criada entre humanos para sostener la alianza, pero destinada a un matrimonio con el alfa de los licántropos.
Su historia, además de un pacto entre facciones, es la de alguien que, sin haber encajado nunca del todo, se debate entre lo que le imponen y lo que realmente desea. A mis ojos, uno de los puntos fuertes de la novela son sus personajes. Misery me pareció muy valiente, con una fortaleza silenciosa que es capaz de desafiar lo que se espera de ella sin perder su vulnerabilidad. Lowe, por su parte, brilla como un alfa protector y leal, con ese tipo de presencia que reconforta tanto como intimida. Y la hermana de Lowe se robó mi corazón: encantadora, cercana, y la única que abraza a Misery desde el primer momento, regalándole un espacio y un cariño que nunca antes había conocido. Además, le gustan los gatos, que en la revista Perdiendo el Rumbo siempre es un plus.
También disfruté mucho de un detalle, para mí, inesperado: que tanto Misery como uno de los segundos de la manada fueran hackers. Trabajando en ciberseguridad, siempre me arranca una sonrisa encontrar personajes que se manejan en mi terreno; incluso cuando sus acciones se describen de manera un tanto peliculera. Me pareció divertido que, siendo criaturas supernaturales, tengan estudios y trabajos cotidianos.

La trama, por su parte, me resultó muy entretenida, dinámica y adictiva. Me parece que los capítulos no dan tregua, y consiguen que quieras avanzar siempre una página más. El único ‘pero’ que le encuentro está en el desenlace, me pareció un cierre algo apresurado, que deja la sensación de necesitar un poco más de pausa o de explicación para comprender y asimilar lo que ocurre. Quizás por eso espero con tantas ganas la publicación de Alfa, la segunda parte de esta historia, que llegará a librerías este otoño.
Y si algo me sorprendió de manera especial, fue el enfoque que Ali Hazelwood le ha dado a los vampiros. En lugar de mostrarlos como la especie depredadora y temible que solemos encontrar en la literatura, nos los presenta con un matiz más vulnerable. A mis ojos le aporta originalidad y añade capas nuevas a un universo que, sin duda, estoy disfrutando un montón.
¿A quién le recomendaría leer Novia? A todos los amantes de los vampiros y el romantasy, con ganas de pasarlo bien de la mano de una lectura adictiva. Tal vez tampoco sea la novela de vuestras vidas, pero seguro que la disfrutáis tanto como lo he hecho yo.
Esta reseña pertenece al número 43 de la revista Perdiendo el rumbo, puedes leerlo completo en el siguiente enlace:
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